LEONARDO DA VINCI Y LA MASONERÍA
Leonardo Da Vinci fue el mejor ejemplo de lo que ahora entendemos por hombre renacentista u homo universalis: una persona multidisciplinar muy avanzado a su tiempo que cultivó prácticamente todas las ramas del conocimiento que había en su época dejándonos un legado inmenso, que va desde obras de arte como La Gioconda o piezas musicales que se han perdido hasta avances científicos o inventos como el antecesor del helicóptero. Alrededor de su vida rondan muchas leyendas y se tienen muchas dudas, una de ellas, que se popularizó tras la publicación de la novela “El código Da Vinci” de Dan Brown, es que tal vez este genio pudo haber pertenecido a la masonería. Hay quienes dicen que perteneció a esta institución y hay quienes lo niegan, ¿pero realmente formó parte de ella?
La masonería es una organización que
reúne personas muy diferentes que se agrupan en entidades conocidas como logias.
Esta institución es filantrópica, filosófica, simbólica, no religiosa y tiene
la finalidad de que sus miembros se conviertan en mejores personas en todos los
sentidos, desde el aspecto intelectual hasta el moral. Está muy jerarquizada:
tiene 33 grados que se dividen en tres etapas: aprendiz, compañero y maestro,
siendo el máximo grado Gran Maestre. Durante el proceso van aprendiendo
símbolos y se les van revelando conceptos relativos a la institución. Todos
ellos creen en un ser superior al que llaman “Gran Arquitecto del Universo”, que
engloba a todas las divinidades y conceptos de un Dios Creador. A esta organización
han pertenecido todo tipo de personas: Francis D. Roosevelt, Franklin, Montesquieu,
Mozart, George Washington, Mark Twain… Alrededor de ella circula una gran
cantidad de leyendas y especulaciones que no se sabe si son ciertas.
Hay teorías que dicen que Leonardo
Da Vinci era masón, muchas de ellas tienen que ver con la
simbología que dicen
que se esconde detrás de sus cuadros. Por ejemplo, en el de La última cena,
una pintura en la que el pintor plasma esa escena bíblica en la que Jesucristo
cena por última vez con sus discípulos y les dice que será traicionado por uno
de ellos. Según algunos, las manos de Jesús en este cuadro (una hacia arriba y
otra hacia abajo) son un símbolo masónico; el gesto que tiene Pedro dirigido
hacia Juan (el apóstol más joven) recuerda al signo gutural de los masones que
indica que no se debe contar a nadie lo que se trate en la reunión ya que
podría cortársele el cuello; además, la manera en la que Da Vinci agrupó a los
personajes que aparecen en la obra denota otro guiño a la masonería: están
agrupados en grupos de cuatro a tres, números muy significativos en esta organización. En este cuadro y en otros como La virgen de las rocas hay muchos símbolos que nos pueden estar indicando de manera oculta que Leonardo perteneció a esta organización.
Por el contrario, hay otros que
dicen que no pudo pertenecer a esta hermandad y que todo son fantasías que han
alimentado novelas como “El código Da Vinci”.
Lo cierto es que no se puede saber con seguridad si Leonardo
Da Vinci perteneció a esta organización ya que no se dispone de suficientes
datos fiables que lo relacionen con ella. Aunque quién sabe si en un futuro
podremos responder a esta pregunta sin echar mano de leyendas o teorías cuya veracidad
no está confirmada.
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